Sanatorio de Agramonte: Los Ecos del Dolor en el Moncayo
En la imponente soledad de las faldas del Moncayo, en la provincia de Zaragoza, se erige una estructura colosal que rompe el paisaje natural: el Sanatorio de Agramonte. Su historia es una de aislamiento y dolor, pero su presente está marcado por el misterio, convirtiéndolo en uno de los enclaves más célebres de la parapsicología en España.
Un Refugio Contra la Tuberculosis
El edificio fue construido en la primera mitad del siglo veinte con un propósito claro: servir como sanatorio para enfermos de tuberculosis. Su ubicación no fue casual. Se buscaba el aire puro de la montaña, aislado de los núcleos urbanos, como parte del tratamiento para esta devastadora enfermedad.
Durante décadas, sus habitaciones y pasillos albergaron a cientos de pacientes que luchaban contra «la peste blanca». Fue un lugar de convalecencia, pero también de mucha soledad, sufrimiento y muerte. Con la llegada de los antibióticos y la erradicación de la enfermedad, el sanatorio perdió su propósito y fue finalmente abandonado en la década de mil novecientos setenta.
El Despertar Paranormal
El abandono dio paso a la leyenda. El enorme edificio vacío, deteriorado por el tiempo y el vandalismo, pronto comenzó a atraer a curiosos e investigadores de lo paranormal. Los testimonios de fenómenos inexplicables no tardaron en surgir.
Los vigilantes de la finca y los primeros visitantes reportaron extraños sucesos. El más recurrente es el de «la Dama de Blanco», una supuesta aparición fantasmal, presuntamente el espíritu de una enfermera o una paciente, que ha sido avistada vagando por los jardines y los alrededores del edificio principal.
Las Voces de Agramonte
El Sanatorio de Agramonte es mundialmente famoso en el mundo del misterio por la claridad de sus registros psicofónicos. Los equipos de investigación que han pasado la noche en sus helados pasillos aseguran que el edificio retiene los ecos del sufrimiento.
Además de los habituales cambios bruscos de temperatura y el movimiento de sombras en la periferia de la visión, las grabadoras digitales capturan sonidos que no deberían estar allí. Se reportan toses secas en las habitaciones de los antiguos enfermos, lamentos quejumbrosos y voces nítidas que parecen pedir «ayuda» o «auxilio» desde la nada.
Sin embargo, la psicofonía que ha cimentado su leyenda es una voz infantil. Clara y rotunda, la voz de un supuesto niño ha quedado registrada en múltiples ocasiones, advirtiendo a los intrusos con un mensaje directo y escalofriante: «Salid de aquí».


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