Cívica: El Enigma de Piedra en el Corazón de La Alcarria
En un rincón de la provincia de Guadalajara, entre las localidades de Masegoso de Tajuña y Brihuega, se alza una construcción que desafía la lógica y el tiempo. Cívica no es un pueblo, ni un monasterio, sino un capricho arquitectónico tallado directamente sobre la pared de roca caliza, un lugar cuya belleza solo es superada por los misterios que la envuelven. Su apariencia, que evoca paisajes de fantasía, es la puerta de entrada a una historia real cargada de preguntas sin respuesta.
El Sueño de un Párroco: Don Aurelio
La historia documentada de Cívica comienza a mediados del siglo veinte, concretamente alrededor del año mil novecientos cincuenta. El protagonista es Don Aurelio, el cura párroco de la cercana Valderrebollo. Tras heredar unos terrenos en los que ya existían cuevas naturales, el sacerdote emprendió un proyecto monumental: transformar la fachada de la montaña.
Con una dedicación asombrosa, se dice que cada día, al finalizar la misa, Don Aurelio se dirigía a Cívica junto a varios vecinos de la zona. Armados con herramientas sencillas, comenzaron a horadar la piedra, dando forma a complejos arcos ojivales, elegantes balaustradas, ventanas y pasadizos que hoy componen su asombrosa fachada. Fue una obra de décadas, impulsada por una visión que solo el cura parecía comprender del todo.
Las Incógnitas de la Construcción
A pesar de la belleza tangible del lugar, el propósito de Cívica sigue siendo un completo misterio. No existen planos ni escritos que aclaren si estaba destinada a ser una residencia, un lugar de retiro espiritual o algo completamente distinto. Esta ausencia de un objetivo claro alimenta las principales incógnitas: ¿cómo financió un modesto cura de pueblo una obra de tal envergadura durante tantos años? ¿De dónde salía el dinero para pagar el jornal de los trabajadores que le ayudaban?
El enigma central gira en torno a un objeto personal de Don Aurelio: un cuaderno de tapas negras que, según los testimonios de la época, llevaba siempre consigo y en el que anotaba todo. Tras su fallecimiento, el cuaderno desapareció sin dejar rastro, llevándose consigo los posibles secretos sobre la financiación, el propósito y la inspiración detrás de Cívica.
Ecos de Leyendas Antiguas
Cuando la historia no ofrece respuestas, la leyenda ocupa su lugar. En torno a Cívica han florecido relatos que buscan llenar los vacíos, sugiriendo que la historia del lugar es mucho más antigua que la intervención de Don Aurelio.
Una de las teorías más extendidas conecta las cuevas con la Orden del Temple. Se especula que, tras la disolución de la orden en el siglo catorce, algunos caballeros templarios utilizaron estas cavidades como refugio secreto para escapar de la persecución. Otra leyenda, de carácter más romántico y paranormal, habla del espíritu de una joven mora. Según el relato, fue encerrada en las cuevas por su padre como castigo por haberse enamorado de un caballero cristiano. Su fantasma, dicen, todavía se manifiesta en los balcones y ventanas, esperando eternamente a que su amado regrese para liberarla.
El Legado y el Presente
Don Aurelio murió sin herederos directos, por lo que la singular propiedad pasó a manos de su ama de llaves. La historia cuenta que los sobrinos de esta, ajenos al valor sentimental o histórico del lugar, decidieron darle un uso práctico y construyeron un bar y un restaurante en su interior para obtener algún beneficio.
Hoy en día, Cívica es una propiedad privada. Su interior no es visitable, ya que la estructura presenta un grave riesgo de derrumbe. Lo que queda es su impresionante fachada, un monumento a la fe y la perseverancia de un hombre, pero también un lienzo en blanco donde se proyectan enigmas históricos y leyendas de fantasmas. Un lugar único que custodia sus secretos en el silencio de la piedra.


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