Frederick Valentich: El Piloto que Desapareció Tras Reportar un OVNI

 

El 21 de octubre de 1978, un joven piloto llamado

Frederick Valentich se preparaba para realizar un vuelo nocturno sobre el estrecho de Bass, Australia. Lo que comenzó como una travesía rutinaria se convirtió en uno de los misterios aéreos más desconcertantes y debatidos de la historia. Sus últimas palabras transmitidas por radio describían algo que no era de este mundo, justo antes de que la señal se cortara para siempre.

 

Un Vuelo Tranquilo Hacia lo Desconocido

 

Las condiciones iniciales del vuelo eran perfectas. Bajo el Cessna de Valentich, el mar era una mancha oscura y en calma. Sobre él, el cielo nocturno se presentaba claro y repleto de estrellas. Nada hacía presagiar el extraño evento que estaba a punto de ocurrir.

 

Las Luces que Rompieron la Calma

 

De forma súbita, cuatro luces brillantes irrumpieron en la oscuridad. Se movían de manera errática y a una velocidad que parecía imposible. Actuando con profesionalidad, Valentich contactó con la torre de control para confirmar si había otro tráfico aéreo en la zona. La respuesta desde Melbourne fue clara: estaba completamente solo. No había ningún otro avión registrado en su sector.

 

El Inquietante Contacto Final

 

Poco después, el objeto se aproximó a su posición. Según la descripción del propio Valentich, era grande, metálico y de apariencia oscura. El objeto maniobró hasta situarse justo encima de su avión, bloqueando por completo la luz de la luna. Fue entonces cuando el joven piloto transmitió su mensaje más célebre y alarmante: «No es un avión. Está suspendido sobre mí».

 

Diecisiete Segundos de Ruido y un Silencio Eterno

 

Inmediatamente después de sus palabras, la transmisión fue interrumpida por un agudo y metálico sonido que se prolongó durante diecisiete segundos. Tras el ruido, solo hubo un silencio absoluto. Esa fue la última comunicación recibida de Frederick Valentich. Ni él ni su avión fueron encontrados jamás. La noche se tragó al piloto y a su aeronave, y el cielo guardó su secreto.