La Isla de Pedrosa: De Sanatorio a Cuna de Leyendas
En plena bahía de Santander, emerge una pequeña porción de tierra cubierta de vegetación que, a simple vista, podría parecer un remanso de paz. Sin embargo, la Isla de Pedrosa, unida hoy a tierra firme por un puente, alberga una historia densa y melancólica, cuyas paredes en ruinas todavía susurran relatos de enfermedad, aislamiento y misterios sin resolver.
Un Refugio Terapéutico
Conocida antiguamente como Isla de la Astilla, su principal función durante años fue la de servir como lazareto. Allí se mantenía en cuarentena a los marineros que llegaban de ultramar con posibles enfermedades contagiosas. Su destino cambió de forma definitiva en el año mil novecientos catorce, cuando una orden del rey Alfonso XIII decretó su conversión en un centro nacional para el tratamiento de la tuberculosis: el Sanatorio Marítimo de Pedrosa.
Las instalaciones llegaron a ser un complejo avanzado para la época, con pabellones separados para hombres, mujeres y niños, una casa para el médico, una iglesia e incluso un teatro de estilo modernista. Era un lugar diseñado tanto para la curación como para el aislamiento total de una enfermedad que aterrorizaba a la sociedad.
El Silencio y los Ecos del Pasado
Tras décadas de funcionamiento, el sanatorio fue finalmente abandonado en mil novecientos ochenta y nueve. El bullicio de médicos y pacientes fue sustituido por un silencio inquietante, y la naturaleza comenzó a reclamar lo que era suyo. Fue entonces cuando las leyendas empezaron a tomar fuerza. La escritora de lo paranormal Stefanie Anita Lauda García documentó sus visitas a la isla, afirmando haber experimentado «sensaciones extrañas» al recorrer los edificios en ruinas. Según sus escritos, el lugar sigue habitado por los espíritus de los niños que allí fallecieron, quienes a menudo son vistos junto a la figura de una enfermera que continúa cuidándolos en la otra vida.
La Leyenda de las «Niñas Pájaro»
De todas las historias que emanan de Pedrosa, ninguna es tan perturbadora como la de las «niñas pájaro». La leyenda habla de dos hermanas que padecían una grave y extraña enfermedad ósea que les provocó severas deformidades en el rostro. Los pocos que afirmaron haberlas visto describían su apariencia como terrorífica, con rasgos que recordaban a los de un ave. Su historia se pierde en el tiempo, sin que nadie sepa qué fue de ellas, pero la tradición oral asegura que sus lamentos todavía se pueden escuchar en las noches más oscuras, mezclándose con el sonido del viento entre los árboles.
Pedrosa en la Actualidad
Hoy, la mayor parte de los edificios del antiguo sanatorio, como el Pabellón María Luisa Pelayo (conocido como La Picota) o el Reina Victoria, permanecen en estado de ruina, ocultos bajo un espeso manto de vegetación. Aunque algunas de las instalaciones han sido rehabilitadas para albergar un centro de asistencia para drogodependientes, el peso de la historia y el misterio de la isla siguen intactos, atrayendo a curiosos y amantes de lo paranormal que buscan respuestas en un lugar donde el pasado se niega a desaparecer.


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